viernes, 21 de agosto de 2009

Moncayo



El pasado día 14 de Agosto cumplí una de las ilusiones de mi vida: subir a la cima del Moncayo (2316 m).

Al punto de la mañana iniciamos la ascensión desde el santuario mi hijo mayor, mi nuera, Eduardo Sanz, un amigo de siempre que nos hizo de guía y yo. Mila y yo lo pasamos un poquito mal debido al calor y a lo abrupto de la pendiente pero a las once de la mañana estábamos allí, en lo más alto del Pico San Miguel admirando el maravilloso panorama que se contempla desde esas alturas.


El pedregal de la cima

Comimos unos sustanciosos bocadillos, nos hicimos las fotos obligatorias junto al poste del punto geodésico e iniciamos el descenso.

Este monte siempre ha estado presente en la existencia de los Tajafuerte tanto por el lado aragonés que da a Navarra como por el lado soriano. Monte que, a pesar de no estar en territorio navarro, los tudelanos lo sentimos como propio. Desde nuestro huerto de Urzante tenemos de él una vista preciosa.
Moncayo desde Urzante
Recuerdo con añoranza las numerosas excursiones que en días festivos hicimos con nuestros hijos y los abuelos. ¡Todos en el 127¡

Hoy en día las cosas han cambiado. Ya no se puede ir a hacer el típico calderete o las sabrosísimas costillas a la brasa. Ahora hay que ir provisto de un buen bocata u optar por la opción de los varios restaurantes del contorno.


A pesar del pequeño accidente sufrido casi al final del descenso he sentido la satisfacción de haber visto cumplido mi viejo deseo.
No me importaría nada repetir la ascensión, pero esta vez por la otra cara, por Cueva de Agreda, por el mismo lugar donde hace muchos años mi padre y Ricardo, entonces con 6 años, la iniciaron.

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